Aquel martes comenzó como cualquier otro. María Chávez Juárez estaba sentada en su clase de criminología, Sandy Rivera estaba en astronomía y Kemberly Hernández estaba en el Campus Center de IUPUI. Muy pronto el celular de María, que estaba entre sus piernas, empezó a vibrar con cada mensaje que recibía.
Ella empezó a mirar los mensajes de Snapchat olvidándose de escuchar a su profesor. El Presidente de los Estados Unidos había enviado un mensaje de Twitter al mundo:
“Congreso, alístese a hacer su trabajo – DACA!”